Fundación FILBA

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Filba Internacional - Buenos Aires - 2018

Biografía

Martín Sancia Kawamichi

Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1973. Estudió el Profesorado de Lengua, Literatura y Latín en el IES Alicia M. de Justo y Realización Cinematográfica en el CIEVYC. Actualmente forma parte del programa de radio Kriminal Mambo junto a Beto Nacarado, Marcelo Rubio, Robertino Daniel y Gabriel Agugliaro, y dicta talleres literarios tanto de literatura infantil como de literatura para adultos.
Publicó, dentro del género infantil: Breves historias de animales sabrosos, engreídos, enamorados, malditos, venenosos, enlatados, tristes, cobardes, crueles, espinosos... (y otras
historias) (Penguin Random House, 2009), Los poseídos de Luna Picante (Segundo Premio Sigmar de Literatura Infantil y Juvenil 2014), 25 tarántulas (Editorial Sigmar, 2016). Su novela Todas las sombras son mías obtuvo el Primer Premio Sigmar de Literatura Infantil y Juvenil 2017. Por fuera del género infantil, su novela Hotaru obtuvo el Primer Premio en el Concurso de Novela Negra BAN! –Extremo Negro 2014, y su novela Cachivaches (inédita) fue finalista del Premio Internacional de Novela Negra Córdoba Mata 2015. En abril del 2017 publica, por Evaristo Editorial, su novela Shunga, y su obra teatral El desamor resulta ganadora del Concurso de Dramaturgia TBK 2016/2017. Recientemente se editaron en Bolivia, por Otero ediciones, su novela corta juvenil Anchoa y su libro de cuentos infantiles de enigmas detectivescos Cosquillas en la oscuridad. Su obra teatral El desamor, que se publicó en diciembre del 2017 junto a las otras obras ganadoras del Concurso de Dramaturgia TBK, se estrenó el 5 de mayo del 2018, bajo la dirección de Tomás Bucella, en el Espacio TBK. En abril del 2018 salió publicado su primer libro de cuentos para adultos, Este pálido mundo mío, por Evaristo Editorial.

Sancia x Sancia

Comencé a interesarme en la literatura a los 12 años, cuando dejé de creer en Dios. A mi
certeza de que yo solo era un “ser para la muerte” solo pude aliviarla leyendo autores que naufragaban en ese mismo desamparo. La inutilidad de la vida se transformó en el único tema sobre el que me interesaba leer y pensar. Hasta que la literatura me fue abriendo otras puertas, y otros terrores y alivios. Aparecieron Borges, Bécquer, Marechal, Arlt, Bioy, Piglia, Silvina Ocampo, José Mármol, Chesterton, Wilde, Tolstoi, y luego Thomas Mann, Sófocles, Stevenson, Mark Twain, Kafka. Pero mentiría si no dijera que mi gran revelación fue Juan Carlos Onetti. Fue tal la influencia que, aunque aún no había cumplido los 15 años, yo quería ser viejo, alcohólico y vivir postrado en una cama como él. Durante años, esa fue mi gran ambición. Pero fracasé, y darme cuenta de que yo no tenía la constancia necesaria para ser alcohólico, ni la fortaleza para envejecer a la velocidad que necesitaba, ni la garra suficiente para vivir postrado, ni el talento para escribir como Onetti, fue mi segunda gran revelación: yo sería, tan solo, y en el mejor de los casos, un mal escritor. Esa conclusión, en lugar aniquilar mis esperanzas, las alimentó. Y me puse a escribir de un modo demencial.
Durante 20 años, cuando me preguntaban a qué me dedicaba, solía decir: “A escribir y,
como hobby, soy oficinista ocho horas por día, de lunes a viernes”.
20 años.
Así.
Mi primer libro fue editado por Sudamericana en el 2009. Era un libro infantil de
microficciones que tenía por título: Breves historias de animales sabrosos, engreídos,
enamorados, malditos, venenosos, enlatados, tristes, cobardes, crueles, espinosos... (y otras
historias).
Convencido de que, luego de publicar en una editorial grande, las ofertas de publicación
me lloverían, solo escribí y esperé.
5 años.
En los que ninguna editorial se interesó por mí.
En 2014, cuando ya estaba convencido de que mi hobby de oficinista se había comido vivo al escritor, gané el 2do. Premio Sigmar de Literatura Infantil y Juvenil, con Los poseídos de Luna Picante, y el Premio BAN! Extremo Negro de Novela Negra, con Hotaru. Después de años de desilusión, ahora tenía dos premios, uno en literatura infantil y otro en literatura para adultos. Como estoy convencido de que todo premio es injusto, agradecí que, por primera vez, una injustica me jugara a favor.
Seguí, entonces, escribiendo como loco.
En el 2015 publiqué la novela infantil 25 tarántulas y, en el 2017, gané el Premio Sigmar
de Literatura Infantil y Juvenil con la novela Todas las sombras son mías. Ese año también publiqué, por Evaristo Editorial, la novela Shunga, y mi obra El desamor ganó el Concurso de Dramaturgia Espacio TBK. En el mes de noviembre, dejé de ser oficinista, así que me quedé sin hobby.
En este último año, la editorial Otero Ediciones publicó en Bolivia un libro de cuentos
detectivescos para chicos Cosquillas en la oscuridad y la novela juvenil Anchoa. También salió, por Evaristo Editorial, el libro de cuentos para adultos “Este pálido mundo mío”. En el mes de mayo, la obra El desamor se estrenó en el Espacio TBK, bajo la dirección de Tomás Buccella.
Actualmente trabajo como proofreader para Genial.guru y estoy terminando de corregir la novela negra para que salga publicada por la editorial Revólver antes de fin de año.
Sigo, sin éxito, en la búsqueda de un nuevo hobby.