Fundación FILBA

  1. EN
  2. ES /

Archivo

Richard Prince en texto

Recorrido literario

Richard Prince en texto

Por Vanni Bianconi

Un recorrido por las salas del museo, en el que escritores leen un relato inspirado en una obra de los fotógrafos Sherman y Prince, artistas que revolucionaron los cánones artísticos de la segunda mitad del siglo XX. En este caso el escritor Vanni Bianconi escribió sobre la fotografía Untitled (Cowboy) de Richard Prince.

Hace dos años, en Palestina, creo, o en Rusia, volví a fumar, pero solamente fumo cuando estoy de viaje. Desde entonces, estoy viajando muchísimo. A la India fui con poca curiosidad, pero fui. Descubrí con horror que es ilegal fumar en la calle, y en cualquier lado, salvo en cuartos de hotel abstractos y acondicionados. Ni en las cantinas que uno encuentra si sigue los carteles que dicen BEER y te indican la dirección a través de las calles así como te la indicaría David Lynch: ni siquiera en esas cantinas donde uno puede beber bebida alcohólica – preferiblemente si es hombre, solo y callado – se puede fumar. Pero, como si también a ese nivel hubiera estado siguiendo señales elusivas, de esas que no te llevan a dónde quieres ir pero sí a donde podrías llegar, así llegué a conocer a Kerala, a poetas sorprendentes en su diversidad, y al barrio de Mattancherry que con sus 32 idiomas antiguos en 3 kilómetros cuadrados es la némesis de la hibris suiza por su teórico cuadrilingüismo.

En México, hace más de veinte años, donde aprendí este español que ahora estoy torturando, en las junglas -urbanas o no-, en los desiertos y en los pueblos, los Marlboro’s eran mi casa. Lo que para el poeta en exilio es su idioma. Lo que los caracoles, conversando de la eternidad, cargan en su espalda. Lo que para las nuevas generaciones de viajeros son los Starbuck’s.

En Trinidad, un mes en el que se había superado el impresionante récord de muertes violentas del año anterior, un buen número de personas me hacía notar que fumar es un suicidio. Al final del carnaval regalé mi maravillosa máscara de murciélago a cambio de una caja de cigarros. En Lituania ni me acuerdo si fumé. En Lituania, después de las lecturas no había vino, sino café. Son bien variadas las formas que los países inventaron para filtrar el café: cafeteras de todo tipo, filtros, calcetines y alambiques. En Lituania resolvieron el problema de raíz, no se filtra: el café, no soluble, está en la taza y se le pone agua hirviendo; se mastica al café molido.

Vengo de encontrar un concepto estimulante para pensar las cuestiones de identidad cultural, pero en francés: écart. Me hubiera gustado utilizarlo ahorita, solo que en castellano no existe una palabra para traducirlo: “distancia”, “desviación”, “diferencia” pierden la connotación dinámica que es fundamental, la que no deja de poner los términos “distanciados” en relación entre ellos, como si tomara la perspectiva del espacio vacío, transformando en subjetividad la ausencia de objeto. Así encuentro un ejemplo perfecto de écart (digamos, la “pulsación” entre una palabra que en francés existe y la que en castellano no existe en tanto que palabra, pero sí como traducción en potencia de un concepto sin nombre), y al mismo tiempo se me hace imposible elaborarlo en un texto y contexto como este.

En Londres, unos 10 años atrás, justo cuando había dejado de fumar, unos amigos se casaron y me pidieron un epitalamio, un texto en honor a la boda. Cada una de mis metáforas y símiles hablaban de cigarros.Pero les prometo que desde entonces nunca escribí sobre esto. No sé por qué lo hago en esta ocasión... Puede ser que todo discurso de apropiación programática de las mitologías acabe pronto como humo en el aire, como polvo de café en la taza, mientras el mito sigue ardiendo. Lo que va a generar significado, en ese caso, será el écart entre mito y apropiación, o sea la boca que bebe o que aspira, si es que esa boca percibe la tensión entre mito y apropiación cuando pronuncie “distancia, desviación, diferencia” sin emitir sonido alguno (cuando pronuncie una palabra que en su idioma, hasta ese momento, no existía – y ahora existe, aunque sea desprovista de letras y fonemas).

Buenos Aires, Filba Internacional 2018

Más archivos Vanni Bianconi